Te vamos a contar esta impactante historia, que no te va dejar indiferente. Y si eres madre o padre, todavía te impresionará más. Con seguridad, te hará reflexionar.
Como una imagen vale más que mil palabras, te la mostramos al terminar la historia. Incluimos la explicación del momento en el que fue tomada. Y para finalizar, una reflexión.
Fuente: Gluten sensitivity, g-free kid
📜 Índice:
El principio de la historia
Todo empezó cuando Katie Chalmers se sentó frente a su doctor y escuchó unas palabras que cambiarían su vida para siempre.
Pero no solo la suya. Tenía dos gemelas, de cuatro añitos: Morgan y Lindsey.
Katie llevaba mucho tiempo encontrándose mal y le hicieron una batería completa de pruebas. Aquel día su médico le dio los resultados y el diagnóstico: celiaquía.
Una información que Katie no se esperaba
Pero ahí no paró la cosa. Su doctor le explicó que una o ambas de sus gemelas podrían ser también celiacas. Porque la celiaquía es un trastorno de base genética.
Katie nunca había oído hablar de la enfermedad celiaca ni del gluten.
Los pediatras nunca habían sospechado tampoco que alguna de sus hijas pudiera ser celiaca, pese a que tenían síntomas compatibles. Una historia que, por cierto, se repite continuamente.
El siguiente paso
Gracias al diagnóstico de su madre, por fin les hicieron las pruebas a ambas gemelas.
Morgan fue diagnosticada de enfermedad celiaca y puesta a dieta sin gluten.
Su gemela Lindsey dio negativo en todas las pruebas, tanto en sangre como en las biopsias de duodeno. Se las repitieron en el tiempo en dos ocasiones, siempre con el mismo resultado negativo.
Por lo tanto, los médicos les dijeron a sus padres que Lindsey siguiera con dieta normal, ignorando los síntomas que tenía la pequeña.
La historia de Lindsey
Lindsey siguió sufriendo durante años de estreñimiento y fuertes dolores de barriga, que le hacían retorcerse y llorar de dolor.
Pero un detalle alertó a sus padres de que algo anormal estaba ocurriendo con Lindsey.
Y aquí es donde su gemela, Morgan, jugó un papel fundamental. Aunque Lindsey parecía una niña normal, no crecía ni ganaba peso como su gemela.
La decisión de Katie
En aquel punto, su madre, Katie, se había convertido en una devoradora de información en internet sobre el gluten, la enfermedad celiaca y la sensibilidad al gluten no celiaca. Conocía que en esta última, no hay pruebas para diagnosticarla, salvo retirar el gluten y ver evolución.
Por eso, y pese a que los especialistas seguían recomendando una alimentación normal para Lindsey, la puso a dieta sin gluten como a Morgan, su gemela. ¡Sabía que tenía que hacerlo!
En cuanto Lindsey inició la dieta sin gluten, sus dolores desaparecieron, su estreñimiento se corrigió, y empezó a recuperar peso y a crecer.
Tras un año desde el comienzo de la dieta, su peso se igualó al de su hermana gemela, Morgan.
El diagnóstico de Lindsey
Lindsey fue diagnosticada por fin de sensibilidad al gluten no celíaca.
Katie se sentía culpable y sobre todo, decepcionada con los médicos que atendieron a su hija.
No podía dejar de pensar que podrían haberle evitado años de sufrimiento y se preguntaba cuánto más alta podría haber sido Lindsey de haber retirado el gluten antes.
Pero Katie fue muy positiva. Se centró en agradecer haberlo descubierto y así poder darle un futuro saludable a sus hijas.
Gemelas: La foto real
Lindsey a la izquierda, justo antes de comenzar la dieta sin gluten. Su hermana gemela celíaca, Morgan, a la derecha.
Fijaos en la falta de crecimiento que sufrió Lindsey en comparación con su gemela Morgan, durante los tres años en los que Morgan ya estaba a dieta sin gluten, mientras que Lindsey seguía a dieta normal. (Para especificar: estaban comiendo los mismos alimentos en las mismas cantidades, excepto que Lindsey había estado comiendo pan de trigo en sus sándwiches, además de comida normal solo en fiestas, restaurantes, etc. Por lo demás, estaban comiendo las mismas cosas).
Gluten sensitivity, g-free kid
Reflexionando sobre este caso
Morgan y Lindsey tuvieron una suerte que la inmensa mayoría de niños celiacos o sensibles al gluten no tienen. Porque solo se está diagnosticando al 10% de los celiacos. La sensibilidad al gluten es menos conocida aún. No se diagnostica e incluso cuando se hace, no se trata con el rigor que necesita.
Ambas se lo deben en primer lugar a su madre, Katie, porque su diagnóstico como celiaca les abrió las puertas que los pediatras mantenían cerradas.
Pero sobre todo, se lo deben al coraje de Katie y a su sed de conocimiento. De lo contrario, Lindsey habría permanecido condenada a una vida de enfermedad y dolor, con secuelas permanentes, irreversibles. Y quién sabe qué más complicaciones podría haber desarrollado.
De todos modos, esta es la reflexión más importante:
¿Qué habría sido de Lindsey si no hubiera tenido una gemela…? ¿Qué habría sido de ambas sin una madre que se preocupó de informarse? ¿Cuántos miles, cientos de miles… de niños están en su misma situación, pero sin esa fortuna?
REFERENCIAS
- Gluten sensitivity, g-free kid